Tú eres educador ¿no?

¿Qué responderías? Evidentemente responderías que sí y, si me apuras, con un tono de orgullo.

El caso es que yo no respondería que sí, porque yo no me considero educador, no al menos educador sin apellido, no al menos sin el Bond.

Y es que no es la primera vez que en un documento en el que se refieren a nosotros, quizá con afán de ahorrar letra, tinta y celulosa, es decir, con afán ¿ecologista? no aluden a nuestro apellido “Social”.

Al fin y al cabo, quién no se ha descubierto a sí mismo ahorrando aliento y expresando “soy educador”. O el jefe se ha dirigido a nosotros como grupo de “educadores”.

También los usuarios y usuarias lo han expresado de este modo: – Hoy voy a estar con mi educador. – El sábado llegué tarde al hogar y mi educadora me castigó sin salir.

Y seguramente podríamos seguir poniendo numerosos ejemplos en nuestro día a día como profesionales.

La palabra educador es muy importante, pero por sí sola puede llevar a malentendidos. No en vano, a los profesores también se les denomina educadores y a los de educación especial e incluso “al hermano mayor ese”.

Precisamente, en el camino de conseguir el distintivo que nos acredite como una profesión con entidad propia, a veces me siento como un profesional perdido en el fondo del bolso de la señora Educación. ¡Revuelvan señores! ¡Busquen señoras! Algo han de encontrar entre ese revoltijo de profesionales.

Me comentan que el otro día rebuscando sacaron una asistenta social y como es algo parecido, pues la usaron y no se complicaron más, porque esto de los educadores, esto de los profesionales de lo social es un guirigay de muy señor mío. ¡Lo mismo da uno que otro!

Esta mañana me cuentan que uno se ha apuntado a Integrador Social y que total tendrá posibilidades de currar como educador en cuanto termine.

Sí, yo también conozco a un educador (infantil) que trabaja de Educador Social.

Y tanto revolver en el bolso oscuro de la indefinición profesional, se me está revolviendo el artículo y puede que tú que estás leyendo, te estés mareando, perdiéndote entre este amasijo de letras y…

Como profesionales no podemos permitirnos el lujo de perdernos en este laberinto de palabras. Éstas están ahí por y para algo, y en relación a nuestro nombre propio como profesionales ya basta de contracciones, motes y pseudónimos.

Yo soy Social, Educador Social.
(Ni una letra falta, ni una letra sobra)


EducaBlog, Blog sobre Educación Social

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